El reloj de tu muñeca no para de mover su insidiosa manecilla.
Cruzas de acera entre el humo de los coches.
Un pequeño mocoso corre entre los charcos salpicando.
Alguien se cruza y topieza en tu camino sin molestarse a dar una disculpa.
Comienza una nueva batalla en este día: para llegar antes y coger el mejor sitio en el metro, para que me atiendan el primero en el restaurante de moda..
Espero que el pesado de mi jefe hoy se olvide de que existo.
De repente un rayo de luz escapa entre dos oscuras nubes iluminando la copa de un arbol que se yerge en el pequeño parque que tienes enfrente.
Parece como si, de repente, el reloj hubiese decidido marchar mas pausadamente.
Decides que te sobra algo de tiempo para descansar.
También la lluvia descansa y deja que el sol se muestra entre las nubes.
Algún pájaro decide emprender el vuelo.
Entre las ramas de aquel arbol, escapa un solitario trino.
Es como si el tiempo se hubiese detenido.
Miles de personas, a diario, deben decidir, sin darse cuenta, cuál es la realidad que eligen forme parte de sus experiencias.
Nacemos inocentes del seno de nuestra Madre Tierra; la sociedad se va a encargar de transmitirnos los patrones básicos con los que debemos modelar nuestra realidad cotidiana.
Son programas que se fijan en el disco duro de nuestro cerebro y nos indican cómo debemos reaccionar ante diversos estímulos.
Una Nueva Era nace entre los escombros de una gastada realidad que, por más de arrugada y añeja, se agarra con fuerza a las estructuras que conforman esta sociedad.No importa lo que luchemos por evitarlo: la joven energía de la Nueva Era desterrará, no sin dolor, las viejas y caducas energías de los restos de una civilización que agoniza entre sus propias miserias.
Pero ¿cuales son los patrones imperantes en la mente colectiva de la sociedad en la que nos hallamos inmersos?
* Estoy solo y aislado.
* Los bienes deseables son escasos. No existe la abundancia.
* Tengo que luchar con fuerza por hacerme un sitio en esta sociedad. Tener un trozo de esa escasa abundancia supone enfrentarme al otro. El otro envidia lo que yo tengo.
* El destino mueve sus hilos sin preguntarnos.
* Todo lo que me ocurre lo gestaron los otros y el destino.
* A veces la casualidad nos trae sorpresas agradables que, claro esta, no duran mucho.* Intento cambiar al otro para acomodarlo a mi visión del mudo.
* El otro intenta cambiarme a mi; es la lucha cotidiana.
* La veleidosa fortuna se empeña en favorecer siempre a los mismos.
* ¿Existe dios? Realmente muchas veces los dudamos en vista de las tragedias que suceden a diario a muchos inocentes.
* Si dios existe debe de ser un dios justiciero y vengativo (nótese que utilizo minusculas para referirme a ese dios imaginado).......
Estos son los hilos de la vieja energía: Unos pocos acumulan a costa del sufrimiento de los demás. Nos han hecho creer en los bienes escasos y en la lucha para conseguirlos. Los actores del poder mueven hilos invisibles con que dirigir a la masa a su capricho.
Ya es hora de despertar. Ya es hora de cambiar nuestra realidad. Ya es hora de abrazar la Nueva Energía...